Nuestro caminar durante la Cuaresma requiere sacrificio y entrega total de nuestros corazones para podernos preparar para una NUEVA VIDA, sabiendo que este proceso nos conducirá a compartir la gloria de Dios. Mientras viajamos con Jesús a Monte Tabor este Domingo para presenciar la transfiguración, recordemos que la gloria de Dios es lo que compartiremos al final.